20/11/12

Carta (III)

Cuando pasen dos semanas olvidaré el sabor de tu cuello
a las seis de la mañana
-testigo fue este suelo sin huellas, un rótulo fundido y un grupo de sonámbulos rebeldes-
 y la humedad de tus labios calientes que se rinden a mí
dulces como las sábanas
que alumbran vida y llanto
ágiles como los animales rotos que vuelven
a cazar

Cuando pasen dos meses olvidaré tus palabras
bailando en una noria azul más alta que la luna y tus delirios
escritos en letras tan pequeñas que ni siquiera tú, en la melancolía, podrás leer
y tus sueños de espuma de mar y árboles lejanos
y tu mirada triste
tu pelo negro
tu vida gritando debajo de ti

Cuando pasen dos años olvidaré todas las cartas que te escribí
y seremos dos páginas seguidas en un libro,
no volveremos a tocarnos hasta que se cierre.

¿Me entiendes? El único veneno es el tiempo

Josef Koudelka, 1968, Praga




2 comentarios:

Yeamon Kemp dijo...

No quiero entenderte.

Cuando pasen dos vidas puede que todo cobre sentido.

moonriver dijo...

A esta trilogía epistolar no la devorará el tiempo.

Geniales entradas, María.

Palabras que se adhieren a las tripas y que permanecen ahí, a pesar del paso de los días.

Deja el periodismo. Por muy buena que seas, lo tuyo es la poesía. ;)